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«La oración nace en el secreto de nosotros mismos, en ese punto interior que los autores espirituales suelen gustar “corazón”»

Por lo tanto, podemos sostener que las oraciones simples son aquellas que cuentan con una estructura sintáctica en la que aparecen dos partes fáciles de distinguir:

Los complementos de la oración son elementos que complementan el significado del verbo. El complemento directo indica la persona o cosa que recibe directamente la batalla del verbo, mientras que el complemento indirecto indica la persona o cosa que se beneficia o perjudica de la energía del verbo. El complemento circunstancial indica las circunstancias en que se realiza la energía del verbo.

Oraciones compuestas: Son aquellas en las que hay más de un verbo núcleo de predicado, por lo que dos o más oraciones forman una más conspicuo; por ejemplo: A Carlos le gusta el fútbol, pero a María solo le gusta el tenis. Se distinguen tres clases:

Ilumina la vida de los enfermos para que se vaya la maldad que ha tomado posesión de sus cuerpos. Conviértete en el salvador que necesitan en este momento y protégelos en el futuro para que en absoluto vuelvan a caer en desgracia.

“Amorosa y piadosa Santa Rita de Casia, amada hija de Cristo y madre mía. Tú que has atesorado el aprecio del Todopoderoso desde muy niña, te hiciste por tu entrega y sufrimiento merecedora de su Gracejo. Actualmente quiero ofrecerte mi vida, para que, por medio de tu mano sanadora, me concedas la sanación de mi cuerpo y me liberes de la terrible enfermedad que padezco. Solo tú tienes el poder que viene de lo parada, para devolver a mi cuerpo el vigor y la empuje que necesita, para continuar mi obra en este mundo. Dame, impoluta origen la fuerza que necesito para soportar los tratamientos que han de aplicar en mi cuerpo. Y Ganadorí como devolviste la Sanidad a aquel hombre desahuciado, se haga en mí tu obra y pueda erguirme nuevamente para venerarte. Santa Rita amada compañera de Dios, aboga por mí ante el Altísimo.

La oración del Gloria es una dije litúrgica que se ha utilizado en la liturgia cristiana durante siglos.

52 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley! Porque han quitado la espita del conocimiento. Ustedes mismos no entraron, y a los que entraban se lo han impedido.

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«La oración no es un calmante para aliviar las ansiedades de la vida. Más admisiblemente la oración responsabiliza oraciones a cada unidad de nosotros»

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En esos momentos de angustia, la oración se convierte en una fuente de consuelo y paz. Nos permite compartir nuestros temores, preocupaciones y dolores con Aquel que nos conoce mejor que nadie.

¿Cómo no va a ser lo mejor para nosotros que venga su reino? Dios sabe lo que nos conviene en cada momento y en medio de cualquier situación. Debemos ilustrarse a someternos a su voluntad, confiando plenamente en su bondad.